Perspectiva

Es preferible evitar el tráfico inútil de esas cosas que componen el tedio social. Desde cierta perspectiva, todo esto no es más que una larga colección de heridas; la rebelión del hombre consiste en permanecer vivo a pesar de las evidencias. Uno mira entonces el mundo con curiosidad: ese aullido. Después de adoptar ciertas maneras de pensar, todo lo demás parece un trámite insoportable para ganarse el derecho a desistir; a veces, es demasiado tarde para darse por vencido. Aún así hay quienes guardan esperanzas. No importa de qué. Sólo queda pedirse perdón a sí mismo, para disfrutar el placer de negarlo y después echarse a reír, como buenos enemigos. Habrá que arrancarse hasta con los dientes las ganas de tener sentido.

Un mundo que ya no sustenta, que es una voz sellada que condena. El mundo mira con hostilidad y asco. Devuelva la mirada. No es cuestión de perspectiva, sino de honestidad. Pero en fin, aún la bestialidad se consume. La angustia agujerada que gira y rompe. Tiempo, quizá. Sobre nuestras sienes bailará el sonido del último disparo, y nada más.

El desprecio tiene su origen en el espejo. Soy mi propio espectador, y no me aplaudo.

 

¿Hacia qué lugar podrías huir, Señor, si en toda tu larga vastedad no existe ni una sola dirección?

¿Dónde vas a esconder ahora tus errores?

Tú, que nunca fuiste mi padre.

Tú, que me entregaste este cuerpo deshecho.

Tú, que te niegas a existir.

¿De qué nos querías salvar cuando enviaste a tu hijo a suicidarse en manos ajenas?

Me verás en tus tribunales, Señor, y recordarás las piedras que lancé contra tus altares.

¿Me escupirás entonces?

Desde tu trono todos somos mendigos.